viernes, 30 de octubre de 2015

BÓTOX CONTRA FIBRILACIÓN AURICULAR

La toxina botulínica, también llamada Bótox, aumenta su abanico de ventajas en la medicina más allá de la estética.Un ejemplo de ello es el tratamiento para prevenir el exceso de sudoración (hiperhidrosis), la tortícolis, incontinencia urinaria, etc.

Una reciente investigación asocia resultados sorprendentes del Bótox a la hora de prevenir los ritmos irregulares de los latidos del corazón tras una cirugía de bypass, es lo que se conoce como fibrilación auricular y afecta que al 1% de los españoles.

La fibrilación auricular tiene diversas causas como son las dilataciones del corazón o las fibrosis de la edad, pero también se puede desencadenar debido a la liberación de la acetilcolina, la cual es un neurotransmisor que favorece la alteración eléctrica y a su vez arritmias más frecuentes. 

Esto sucede en casi una de cada cuatro personas que son operadas del corazón, al acabar la operación, el pericardio tiene un proceso de cicatrización e inflamación que afecta a las aurículas, alterando la propiedad eléctrica y produciendo la fibrilación auricular. 

Estas dificultades de contracción de las aurículas favorece las arritmias que a su vez pueden conducir a la formación de coágulos de sangre, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y también se asocia con la hospitalización alargada y mayores costes en la salud. 

Los investigadores formaron dos grupos al azar: unos recibieron la inyección de Bótox, la cual se inyectó en zonas grasas del corazón en las cuales existe más inervación lo que le permitió bloquear las señales nerviosas produciendo denervación química e impidiendo que se liberen las vesículas que contienen acetilcolina. 

Los resultados fueron sorprendentes, el grupo del Bótox experimentó menos fibrilación, no sólo durante el perioperatorio, sino también a largo plazo. En los 30 días siguientes a la cirugía, los participantes que recibieron inyecciones de Bótox durante la intervención de bypass tuvieron un riesgo del 7% de desarrollar arritmias, comparado con el 30% del grupo que recibió la solución salina.

Un año después, ninguno de los pacientes de la toxina botulínica sufrió fibrilación, frente al 27% de sus semejantes que sí tuvieron. Con estos datos, aún preliminares, se abre una nueva vía de abordaje.
Los autores de la investigación destacan que con las inyecciones de Bótox no se registraron complicaciones.

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