El paciente que recibió la cara es un bombero estadounidense llamado Patrick, el cual padecía heridas faciales realizadas durante un incendio de una casa. El rostro era de un ciclista al que se le extrajo la piel de la cara, cráneo y cuello además del mentón y del hueso que rodea la nariz para después acoplarla en la cara de Patrick conectándole los vasos sanguíneos y nervios.
Para que este trasplante fuera realizado, Patrick esperó más de un año a que apareciera un donante semejante en tipo de sangre, peso, estatura, edad, estructura ósea, color de piel y que tuviera unos anticuerpos que no rechazara su cuerpo.
El trasplante lo realizaron dos equipos, uno extrayendo la cara del donante y otro retocando la del receptor para que encajaran perfectamente.
Al cabo de tres meses los médicos ya le disminuyeron los inmunodepresores y no existió ningún rechazo hasta el momento.