Esta barrera se trata de un macromolécula de azúcar que es capaz de bloquear el acceso del ébola través del receptor localizados en las células dendríticas, las cuales son las responsables de la respuesta inmunitaria.
Se sabe que el virus del ébola altera su funcionamiento provocando un desbloqueo de agentes extraños y así ser una puerta libre de acceso al organismo.
Este descubrimiento pretende bloquear la entrada al virus a la célula y así evitar que se extienda por todo el organismo.
Los resultados ponen de manifiesto el potencial de estas macromoléculas diseñadas en el laboratorio con el fin de protegernos contra infecciones.
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