
La Espondilitis Anquilosante es una enfermedad reumática que causa inflamación de las articulaciones de la columna vertebral y de las sacroilíacas. Se suele manifestar con fases de dolor lumbar, puede afectar a toda la columna y a las articulaciones periféricas y ocasiona dolor en la columna y en las articulaciones, rigidez vertebral, pérdida de movilidad y deformidad articular progresiva.
Puede acompañarse de manifestaciones extraarticulares, como inflamación en los ojos o en las válvulas del corazón.
El diagnóstico de la espondilitis anquilosante suele realizarse mediante una anamnesis y una exploración física, con posterior radiografía de la columna vertebral y de la pelvis. Los análisis de sangre y orina pueden ayudar a apoyar el diagnóstico.

- Analgésicos: Se utilizan para aliviar el dolor
- Antiinflamatorios: Consiguen aliviar el dolor y reducir o suprimir la inflamación articular.
- Sulfasalacina: Puede ser beneficiosa en los casos más graves
- Metotrexato: Se utiliza fundamentalmente para detener las artritis de las articulaciones periféricas.
- Rehabilitación: Es esencial que los individuos que padecen espondilitis anquilosante realicen los ejercicios físicos recomendados.
- Cirugía: Solo en algunas ocasiones, cuando las articulaciones están muy dañadas y se ha perdido la movilidad, es necesaria la intervención quirúrgica.
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